Su presencia y actividad garantizan que la empresa disponga de unos procesos sólidos y eficaces en relación con el control interno, la gestión de riesgos, y al cumplimiento con las normativas vigentes y las declaraciones contables.
En este sentido la función de auditoría interna representa en una organización el principal apoyo al comité de auditoría, la junta directiva, accionistas o a quienes dirigen el negocio, para una adecuada administración y monitoreo continuo de los riesgos que puedan impedir el cumplimiento de los objetivos de negocio, mediante la ejecución de un plan de auditoría interna el cual incluye la revisión de las áreas y procesos críticos del negocio.
La función de auditoría interna vigila el cumplimiento de los controles internos diseñados por la gerencia, y agrega valor a la organización dando recomendaciones para corregir las debilidades de control interno y para mejorar la eficacia de los procesos. Su objetivo es el de ayudar al consejo directivo a verificar los siguientes aspectos:
- La fiabilidad de la documentación y de los estados contables de la empresa.
- La efectividad de los sistemas de control interno y, por lo tanto, de la correcta gestión de los riesgos.
- El cumplimiento de las obligaciones legales y de los preceptos éticos de la empresa.
- La objetividad, independencia y profesionalidad de los auditores externos.
- El correcto desarrollo de la actividad realizada por los auditores internos.
- Los empleados actúan conforme a las políticas, procedimientos y regulaciones.
- Los recursos adquiridos son utilizados y protegidos eficientemente.
- Los programas, planes y objetivos son alcanzados.
En este sentido el propio Instituto de Auditores Internos aconseja, sobre todo a las empresas de carácter público, organizaciones sin ánimo de lucro o entidades gubernamentales, tener un comité de auditoría vinculado estrechamente al consejo directivo.